viernes

2 + 2 = 5 (1ª entrega) Por la recuperación de la convivencia y el espacio público

(Antes y ahora: ¿el juego de las siete diferencias? No: el centro de Marmolejo)

"Una vez que has apretado el botón del disparador ya no somos como somos; somos como éramos" (Alberto García-Alix)

La última vez que sentí que el centro de Marmolejo pertenecía de verdad a todo el pueblo -del primer habitante al último- fue dolorosa. Muy dolorosa. Tal vez ahora pueda resultar insólito, pero aquella sofocante tarde de julio de 1997 decenas de vecinos de distinta edad, sexo, formación e ideología aparcaron cualquier diferencia para reunirse en la Plaza de la Constitución. Acudieron, acudimos, por voluntad propia, con las dos palmas simbólicamente blancas al aire y el radical propósito de hacer oír -en silencio- nuestras voces de ciudadanos libres frente la barbarie: ETA acababa de asesinar a Miguel Ángel Blanco.

Una movilización bastante parecida debió tener lugar en Marmolejo la tarde-noche del 11-M de 2004. Yo  no estuve allí, sino en el colapsado Paseo de La Castellana, donde esta vez las manos portaban paraguas, donde se protestó entonces contra otro tipo de terrorismo, pero con idéntica mudez y la misma rabia. El espacio público era, de nuevo, escenario propicio para el encuentro y la protesta cívica. Como fue habitual en el ágora de la antigüedad clásica o en el speaker's corner anglosajón. Como está sucediendo justo ahora en varios países del Magreb y el Golfo Pérsico.

Aspecto reciente de la Plaza de la Constitución; sin adornos navideños, afortunadamente
Foto: Pregonao en Marmolejo

Sorprendentemente, a día de hoy, lejos de ofrecerse a vecinos y visitantes como un atractivo escaparate, como el rincón clave y con sabor histórico del municipio que en realidad es, el centro de Marmolejo parece más bien un entorno obviado y despreciado, un contexto víctima al mismo tiempo del abandono administrativo, pésimas decisiones urbanísticas y peor gusto estético. Ningún anfitrión que se precie de serlo exhibiría las instancias nobles de su vivienda en un estado abochornante desde la perspectiva no ya del protocolo, sino del sentido común. Ese elemental comportamiento, por desgracia, no se aplica en la zona que alberga la memoria colectiva de la villa. La almendra principal sirve de telón de fondo para puntuales celebraciones colectivas, cierto. Sin embargo, no reúne las mínimas condiciones de habitabilidad y confort propias del día a día y, ni mucho menos, las que que exige la demanda turística.

Cuando en las grandes ciudades de todo el mundo se está apostando desde hace tiempo por la peatonalización, en el centro de Marmolejo encontramos árboles plantados -o talados- por simple capricho. Frente a la eliminación de barreras arquitectónicas y obstáculos visuales que ha puesto en marcha la gran mayoría de núcleos importantes de población, Marmolejo presenta aspiraciones de yincana. De la triste iluminación o el rudimentario sistema de recogida de basura, mejor ni hablar.

Marmolejo tiene que aspirar a ser competitivo en el siglo XXI. Eso pasa, entre otros muchas cosas, por velar por el patrimonio y hacerlo disfrutable para el conjunto de la sociedad.

Convenzámonos antes de que sea demasiado tarde.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por el blog. Esperemos que en Marmolejo se empiecen a respirar nuevos aires. Saludos.

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  2. Como hay ansia viva por este tipo de blogs ¿podrías darle algo más de movimiento? por favor. Ah! enhorabuena y ánimo con él.

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